Como muchos de los grandes jugadores de nuestro golf, Orlandito llegó a este deporte por casualidad. Corrían los primeros años de la década de los años 70 y en Tocancipá se vivía un momento especial en el desarrollo de las poblaciones más antiguas de Cundinamarca, fundada por allá en 1593.
De la mano con la construcción de industrias, factorías y comercio, llegó también el golf. En una vereda a las afueras de la población abrió sus puertas, en medio de amplios paisajes, el Club El Porvenir, campo de 18 hoyos que atrajo la atención no solo de jugadores sino de lugareños, que vieron en el exótico deporte también una labor de vida.
Tal fue el caso de Rojas, el cual con varios de sus amigos de infancia comenzó el trajinar por el mundo del golf como caddie de dicho club, el cual con el paso del tiempo se llamó Bogotá Golf. Tras alejarse un tiempo del golf para desarrollar otras labores, Orlando volvió al deporte, destacándose desde entonces.
Embebido de un talento innato y dueño de una potente pegada, Rojas se consolidó como profesional y se enfocó en la enseñanza desde entonces, destacándose primero en campeonatos de aspirantes y caddies y luego como jugador en distintos clubes en Colombia, en especial a finales de los años 90 y principio de los 2000.
Con el cambio del Bogotá Golf a del UMB Golf Club, Rojas la que fue su casa por más de 30 años y se concentró en la instrucción en otros clubes y sitios de práctica en el centro del país, manteniendo ese vínculo con el golf hasta sus últimos días.
La Junta Directiva de la PGA COLOMBIA lamenta la partida de Orlando. A su esposa y sus tres hijos, su familia, amigos y en general a la familia del golf enviamos nuestras condolencias por esta sensible pérdida
¡Paz en su Tumba!
